Seguramente recordéis la clásica aspirina de toda la vida, que nos daban de pequeños para el dolor de cabeza y alguna que otra cosa. Pues ahora resulta que también predice infartos.
Los investigadores de la Universidad de Duke han descubierto cómo comprobando la respuesta del cuerpo ante las aspirinas era claramente diferente entre personas con y sin riesgo de infarto. Esto no quiere decir que podamos tomar aspirinas en casa y saber si tendremos un infarto y cuándo, ya que lo que se analiza es la sangre, o más en concreto, las plaquetas de la sangre.
Siendo el infarto de miocardio una de las más importantes causas de muerte en países desarrollados, descubrir un método para desvelar el riesgo de infarto de una persona en concreto tan sólo con una pizca de ADN y unas simples aspirinas, no sólo es importante, sino que además permite saber si dichas aspirinas ayudarían a prevenir los infartos en la persona en concreto. O si no, para poder ir a otros fármacos que sí que lo hiciesen.
Al fin y al cabo, ¿Quién se iba a imaginar que la clásica aspirina de toda la vida tenía algo nuevo que darnos? Porque cualquiera hubiese esperado que descubriesen algo similar con procedimientos y medicamentos mucho menos disponibles y más caros, pero no con simples aspirinas y un análisis de sangre. En su sencillez radica su importancia.