Muchos recordaremos con nostalgia aquella época en la que utilizábamos cintas de cassette para escuchar los éxitos del verano o los máquina total. Qué tiempos, tiempos en los que cuando apareció la doble pletina, un amigo nos dejaba una cinta y podíamos grabárnosla y no pasaba nada.
Siguiendo esta misma dinámica, la grabación de cds «no fué ilegal» mientras las grabadoras de este tipo de plataforma era algo cuando menos inalcanzable. Una grabadora costaba la friolera de 250.000 pesetas (unos 1500 euros al cambio pero en valor como si hoy en día costasen 3000 euros), lo que era simplemente impensable, además de que solo unos cuantos conocían la existencia de estos aparatos. El caso es que nosotros cuando aparecieron las minicadenas con compact disc, éramos capaces de grabarnos los cds en cinta, siempre y cuando conociéramos a alguien que los tuviese. Ya que el tema de alquilarlos era harina de otro costal.
El caso es que todos nos grabábamos canciones, discos enteros y de todo, y nadie nos decía nada, ni salía por la tele que los cantantes van a ir a la ruina, ni grupos activistas pro derechos de los mismos. Que si bien yo estoy muy de acuerdo en que tienen que cobrar por su trabajo, como todo el mundo, también puedo vivir sin música, o a una mala desempolvo la guitarra y a aprender!
A lo que iva, el caso es que todo el mundo grababa, y nadie decía nada al respecto. No pasaba nada, ningún policía irrumpía en el domicilio del típico chaval de 12 años que está grabando los pitufos makineros. El caso es que este mundo era un tanto utópico, ya que podías hacer lo que te daba la gana con el contenido de los discos o cintas y no había repercusiones.
Digamos que ese ha sido el padre de lo que conocemos hoy en día. Un mundo en el cual la música (y otros contenidos audiovisuales) pueden carecer de soporte físico, y que además con la ayuda del endemoniado internet, somos capaces de hacer llegar a cualquier persona que esté en cualquier parte del mundo de forma inmediata. Ya sea por medio de almacenamiento en la nube, o un simple email.
Las diferencias radican en el alcance y daño estimado que se realiza con el tipo de difusión utilizada hoy en día. El problema viene, en que hace 15 años, un niño de 12 años conseguía que un amigo le dejase el cd de… (no voy a decir System of a Down por que un niño tan pequeño sería raro que escuchase eso, pero tampoco quiero insultarlo diciendo que sea el cd de la Abeja Maya)… Máquina Total por ejemplo, y este chaval se lo grababa, y lo llevaba a todas partes en su walkman hasta que la cinta no daba más de sí, como mucho se la dejaba a algún amigo para que se la grabase, pero como entre grabaciones perdía calidad la cadena se rompía muy rápido. Hoy en día el mismo niño de 12 años, con lo que quiera que escuche un niño de esa edad (realmente prefiero nombrar antes a Voldemor que a JB o alguno de estos personajes absorvecerebros), en lugar de copiarse la cinta, o pongamos el caso, copiarse el cd, lo que hace es (si es que no se lo pasan ya en mp3), convertir el CD en mp3, subirlo a mega, y media docena más de sitios, colocarlo en su carpeta de dropbox, copiarlo al ipod, la memoria usb para poder pasarlo a los amigos en cualquier parte, el portatil, el movil, y de paso publicarlo en todos los foros en los que se mueve.
Vemos que el alcance del niño de hace 15 años, que jamás iva a conseguir ni comprarse el disco ni que sus padres se lo compraran (por que antes no era NO), como mucho llegaba a el y a sus amigos, por que la calidad daba para poco más.
Sin embargo el alcance del niño de ahora, que entra en youtube, en media docena de foros, facebook, twitter, tuenti,etc ,etc… llega a sus 400 amigos de cada red social, y a miles de personas que no conoce de nada al publicar los enlaces (digo miles por no escandalizar), y además toda la gente que ha recibido su música (sin ninguna pérdida de calidad) puede continuar la pirámide indefinidamente hasta llegar a un descontrol total.
Ante esto y poco a poco organizaciones como la RIAA han ido tomando cartas en el asunto y haciendo presión hasta conseguir que sea tipificado como delito. Y es que pensaremos, si de todas formas no me compraría esa música, pero a diferencia de nosotros hay mucha gente que sí que pagaría las hasta no hace mucho descabelladas cifras que se cobraban por un compacto. Todo por supuesto encarecido por la rama de la distribución desde el cantante hasta el cliente o usuario final. Cosa que gracias a servicios como iTunes (padre de la distribución por canciones), se abarataron bastante, ya que no hacía falta comprar el disco entero con 2 canciones buenas y 13 que no volvemos a escuchar después de la primera reproducción, ya que comprábamos cada canción por un dolar (euro en europa), lo que a una canción por disco, tenemos un disco con todos los éxitos que queremos a un precio mucho más reducido. Hay muchas otras alternativas pero ahora mismo no me he puesto a buscarlas, quizás en otro artículo.
El caso es que a lo que vengo con el título del artículo es, a que antes grabar cintas no era legal ni mucho menos, sino que era tolerado por las multinacionales y el gobierno, por que era un mal menor ya que había que realizar un gran esfuerzo para conseguir ciertos resultados (cinta mix) y que luego carecía de posibilidades de distribución. Hoy en día con todo eso cambiado la diferencia es que se ha hecho más visible todo el problema que ha acabado llamándose piratería. Hasta extremos en los que las penas a los piratas son peores que a los pederastas, pero eso es otro tema.
En conclusión, si piensas que antes copiar contenido audiovisual era legal, haz memoria y recuerda las cintas de las películas de vídeo, y el mensaje inicial que todos pasábamos rebobinando hasta que empezaba la peli.
He usado el ejemplo de un niño de 12 años, pero es extrapolable a cualquier edad, simplemente lo he usado por que dentro de la inocencia puede que no se conozca la ley, pero como dice la policía y la guardia civil, «El no conocimiento de las leyes no exime de su cumplimiento».
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