Más de uno se habrá encontrado con el curiosamente ilógico problema de que te estás comiendo un helado, y de repente aparece un insoportable dolor de cabeza. Más allá de ser algún tipo de broma por parte de los helados, es un problema que tiene explicación.
Uno de los mayores problemas para todos, a la hora de comerse un helado, es encontrar a qué velocidad comérselo, ya que se está en la fina línea entre comérselo demasiado despacio y que se derrita en la mano, o acabar con el helado demasiado deprisa y sufrir ese tan conocido dolor de cabeza. Aunque siempre se ha dicho que ese dolor en concreto es causado por comer helado muy deprisa, la explicación es más compleja.
Ese problema está causado por el simple hecho de que nos comemos un helado para refrescarnos, pero el helado tan sólo nos refresca por dentro, especiamente la parte de la boca, con lo que acabamos consiguiendo confundir a nuestro cerebro, haciéndole creer que hace tanto frío que hasta nos congelamos por dentro. Pero eso sólo es el disparador de la causa del dolor de cabeza.
El dolor de cabeza en sí, lo encontramos cuando la presión de la sangre aumenta en el paladar como intento para regular la temperatura del interior de nuestra boca, un aumento de presión que afecta directamente a nuestro cerebro causándonos ese dolor de cabeza tan conocido y fastidioso. Por lo mismo, la forma de eliminar o reducir ese dolor de cabeza consiste en calentar de nuevo la zona afectada y aplicar un poco de presión al paladar, algo simple que puedes hacer manteniendo un poco de agua tibia en la boca un poco, y luego aplicar presión al paladar para ayudar al flujo de sangre y dispersarla.
Se da por supuesto, que el helado te lo has terminado o lo has dejado aparte.
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Ya me veo a la peña con un vaso de agua hirviendo en una mano y una caja de helados en la otra lo que queda del verano.